Eddie Rosario y los Braves celebran el triunfo del tercer juego de la Serie Mundial en Atlanta.

 Atlanta. Un hit por cada tres turnos da un promedio formidable en bateo de .333. Y es justo lo que necesitaban los Braves de Atlanta tras su victoria en el cuarto partido de la Serie Mundial el sábado: un triunfo más un máximo de tres oportunidades.

La situación no podía ser la mejor, tras una espera de 26 años sin ganar un título para su ciudad en el Béisbol de Grandes Ligas, los Braves buscarán hoy en la noche alzar su primer trofeo de campeones desde 1995, enfrentando en el quinto encuentro a los Astros de Houston con ventaja de 3-1 en el Clásico de Otoño.

Es justo lo que intentarán, tratando de paso mantener su marca intachable en estos playoffs, de partidos ganados jugando como locales.

Hasta hoy, los Braves no habían perdido un solo juego en su estadio en lo que va de esta postemporada, con siete triunfos en sucesión como locales. Y su racha en el Truist Park se remonta incluso a la última parte de la temporada regular.

En general, Atlanta llevaba nueve victorias en ristra en su parque, y 12 en los últimos 13 encuentros.

Indistintamente del resultado, Atlanta quedó en una posición cómoda, con un máximo de tres juegos pendientes para buscar una sola victoria.

“Simplemente quiero ganar mañana (hoy). No sé cuán confiado estoy. Pero estoy feliz que estamos… Prefiero estar 3-1 arriba que 3-1 abajo. Pero he estado mucho tiempo en esto como para adelantarme (a cantar victoria en la serie)”, dijo el dirigente de Atlanta Brian Snitker después del triunfo del sábado.

Atlanta se colocó a una victoria del título, especialmente gracias a su pitcheo. Uno que no ha sido utilizado de manera convencional, como en la ‘vieja escuela’, a pesar de que los dos dirigentes, Snitker por los Braves, y Dusty Baker, de los Astros, son dos mánagers del llamado ‘old school’ dirigiendo en una época distinta.

Cargado mayormente por sus relevistas, Snitker ha manejado con astucia su bullpen en esta Serie Mundial, primera de la franquicia desde 1999, cuando perdieron con los Yankees.

Es otra era completamente distinta a la de los Braves de la segunda mitad de la década de 1990, cuando Atlanta dominó la Liga Nacional con una rotación de abridores de primer nivel que hoy día están todos en el Salón de la Fama: Greg Maddux, Tom Glavine y John Smoltz.

En esta época los mánagers no tienen problemas en abrir un juego con un relevista, o traer en relevo a un iniciador, como hizo Snitker con Kyle Wright en el segundo encuentro de la Serie Mundial, que perdieron 7-2 los Braves, y en el que el derecho entró a lanzar la última entrada ponchando a tres.

Y el sábado volvió a la carga luego de que Dylan Lee apenas dio un out en la primera entrada, mientras Wright se hizo cargo del montículo por los siguientes 4.2 capítulos concediendo cinco hits y una sola carrera limpia.

“Siento que solo trato de hacer mi parte. He tenido muchos altibajos este año. Solo poder ser capaz de estar en una posición en la que puedo ayudar al equipo, es definitivamente bastante especial. Mi objetivo era llegar hasta el final, y estos muchachos han estado efectivos todo el año. Afortunadamente, pude hacer eso, y lo cerraron desde allí”, dijo a la prensa Wright tras su relevo de casi cinco entradas en el juego del sábado, en el que no estuvo en la decisión pero a quien el dirigente Brian Snitker mencionó dando crédito por la victoria.

Pero como demuestran las estadísticas, el relevo de Atlanta cubrió 22.1 entradas en los primeros cuatro partidos de la Serie Mundial, con una formidable efectividad de 1.61, permitiendo solo cuatro carreras en ese lapso.

En cambio, los abridores han tirado solo 12.2 innings, concediendo siete carreras limpias, para una efectividad de 4.97.

El martes en el inicio del Clásico, los Braves ganaron 6-2 con labor de 6.2 entradas entre cuatro relevistas que permitieron solo siete hits y dos carreras limpias, luego de que Charlie Morton saliera lesionado después de completar 2.1 innings en blanco con un solo indiscutible permitido.

Incluso en el juego que perdieron 7-2 el miércoles, el relevo de los Braves tiró tres entradas de solo dos hits y una carrera.

Tomaron ventaja de 2-1 en la serie con una blanqueada 2-0 en el tercer juego, y primero en el Truist Park el viernes. Para este triunfo se combinaron una excelente apertura de cinco innings sin hits de Ian Anderson, seguido por otros cuatro relevistas que solo concedieorn dos imparables a Houston el resto de la noche. A.J. Minter y Luke Jackson llevaron el juego sin hits hasta la séptima, antes de que Tyler Matzek permitiera un sencillo del bateador emergente Aledmys Díaz, sin más consecuencias. Y Will Smith permitió otro sencillo abriendo la novena, pero retiró a los siguientes tres en sucesión.

Y entonces el sábado, Dylan Lee no pasó de la primera entrada dando un solo out, y Kyle Wright y otros cuatro lanzadores del bullpen tiraron las otras 8.2 entradas concediendo siete hits esparcidos y una carrera adicional a la que se cargó al récord de Lee.

La efectividad general de Atlanta sin incluir el juego de anoche, era de 2.83 ante la ofensiva más potente de las Mayores este año.